Letitia Hanke es una empresaria única en su tipo. En una industria dominada por los hombres, dirige una compañía de techado exitosa desde hace 17 años.
Hanke, que fue nombrada "contratista residencial del año 2020" por la revista Roofing Contractor, es la CEO de ARS Roofing. Su trayectoria profesional única ha estado repleta de lecciones sobre cómo transformar la adversidad en oportunidades para crecer, aprender y construir un puente hacia el éxito.
Inicios en la industria del techado
Hanke nunca tuvo intenciones de ser contratista de techado.
Dedicada a la música desde siempre, Hanke comenzó a trabajar como recepcionista de una compañía de techos durante su penúltimo año universitario en Sonoma State University, en el norte de California. Trabajó allí por varios años y fue ascendiendo de puesto hasta llegar a ser gerenta de oficina y luego, gerenta. Posteriormente, el propietario de la compañía le contó que tenía pensado jubilarse y le preguntó si ella estaría dispuesta a hacerse cargo de la compañía.
Al principio, Hanke dudó, pero el propietario le aseguró que él mismo le enseñaría todo lo concerniente al negocio. En el transcurso de cuatro años, aprendió todos los aspectos de la industria y obtuvo su licencia de contratista. En 2004, inauguró ARS Roofing, que está ubicada en Santa Rosa, California.
Superando contratiempo y estableciendo relaciones
Hanke cuenta que el hecho de ser mujer y propietaria de una empresa minoritaria le causó una singular serie de problemas. Inicialmente, le resultó muy difícil obtener un préstamo para lanzar su negocio.
"Cuando quise iniciar mi compañía de techado, no lograba encontrar ningún banco que me diera un préstamo para hacerlo. Me sentía perdida. La única respuesta era "no" y la gente se burlaba de mí: '¿En serio quieres abrir una empresa de techado?' Era muy desalentador", cuenta.
Sin embargo, Hanke logró obtener un préstamo con la ayuda de North Bay Black Chamber of Commerce luego de que el presidente de esta cámara la pusiera en contacto con un banco de la localidad. A los 27 años, Hanke recibió un préstamo de $250,000 para iniciar su negocio. Dice que este tipo de conexiones fueron las que contribuyeron al crecimiento de su compañía y le dieron el impulso que necesitaba como empresaria cuando se sintió desanimada.
Cuando Hanke comenzó a desempeñarse en esta industria, firmaba como L.R. Hanke para ocultar su género y pasar desapercibida. Sin embargo, ha encontrado apoyo en organizaciones como por ejemplo, un grupo de contactos local conformado por mujeres. "Me encontré con otras contratistas en este ámbito profesional en el que no sabía que había tantas mujeres", explica. "Unirme a ese grupo fue fabuloso porque experimenté esta sensación de camaradería y sabía que entendían a lo que me enfrentaba todos los días".
Hanke también se vio beneficiada por unirse a BNI Networking Group, un importante grupo de conexiones comerciales, que también actúa como entidad de recomendaciones, con sucursales en todo el mundo. Sus miembros han enviado clientes a la empresa de Hanke e incluso, la instaron a contratar a un asistente ejecutivo para poder dedicar más tiempo a algunas de sus pasiones, entre ellas, la música y la filantropía.
Retribución a la comunidad
Aunque Hanke ha convertido su compañía en un negocio con un valor de siete cifras y un personal de 24 empleados que trabajan jornadas completas, sigue apartando tiempo para retribuir.
Fundó la organización sin fines de lucro LIME Foundation en honor a su hijo, que sufrió acoso en la escuela a causa de su origen étnico. Hanke cuenta que ella misma fue víctima de acoso y prejuicios cuando su familia se mudó de Berkeley, California, a una ciudad más rural y con una comunidad menos diversa del norte de California. De hecho, fue durante esta época cuando Hanke descubrió su amor por la música, gracias a su profesora de música.
"Me dio una trompeta y todos los días, durante el horario del almuerzo, me enseñaba a tocarla para librarme del acoso de los demás niños. Fue en ese tiempo cuando me enamoré de la música. La música se convirtió en una nueva meta para mí", dice Hanke. "Me permitía transformar toda esa energía negativa en algo positivo".
Hanke ha fusionado sus experiencias y pasiones para crear su fundación, que ofrece, entre otras cosas, un programa de arte orientado a niños que padecen acoso, depresión y problemas de autoestima. Su fundación también ofrece programas de alimentación y actividad física para adultos mayores, y dirige la NextGen Trades Academy, que se encarga de introducir a los jóvenes en la industria de la construcción.
"Es como una réplica de mi propia historia. Mi jefe fue quien me dio esta oportunidad, a mí jamás se me había ocurrido que pudiera ser techadora. Y ahora, estamos enseñando a hombres y mujeres jóvenes, de entre 16 y 24 años, que ellos también pueden ser parte de esta asombrosa industria de techado y construcción, tener carreras profesionales realmente fabulosas, llegar a ser todo lo que siempre han querido ser y hacer todas las cosas que siempre han anhelado hacer en la vida".
Hanke dice que se siente honrada por ser parte de esta industria y por poder destinar los recursos que tiene al progreso de su empresa y a la creación de oportunidades para otros.
"Realmente me siento bendecida", dice. "Mi objetivo es retribuir y ser de bendición para otros a la vez".
Si tú o alguien que conoces están buscando cursos de adiestramiento virtuales o prácticos para ampliar sus conocimientos sobre techos, consulta el adiestramiento que ofrece C.A.R.E. [el Centro para el Avance de la Educación en Techos (C.A.R.E., en inglés) de GAF]. Por información y recursos para expandir tu negocio, visita gaf.com/getthere.
