Fundar una empresa de techado no es nada fácil, y el camino que tuvo que recorrer Leidys Quiñonez para llegar hasta ahí lo hizo todavía más duro. Pasó de ser una mamá soltera que enfrentaba un montón de desafíos a convertirse en la dueña exitosa de Orkasun Roofing. Su historia puede inspirar a cualquiera.
Con mucha fe, conociendo a la gente indicada y aprovechando la capacitación que tuvo, Leidys Quiñonez supo sacarle provecho a los recursos que tenía a mano. Eso le cambió la vida y la puso en un lugar que solo soñaba cuando recién comenzaba.
Superando pruebas y dificultades
La historia de Leidys empezó en el pequeño pueblo pesquero de Gamarra, Cesar, en Colombia. Se había graduado en Comunicación Social, pero decidió irse a Estados Unidos para buscar un futuro mejor.
La vida no fue nada sencilla cuando llegó. Se topó con la barrera del idioma, con la falta de recursos y, además, su hijo recién nacido fue diagnosticado con microcefalia causada por el virus del Zika. Mucha gente en su situación habría perdido la esperanza, pero para Leidys esa nunca fue una opción.

Con una personalidad llena de energía positiva y una fe fuerte en Dios, estaba decidida no solo a superar todas las dificultades que se le presentaban, sino también a afrontarlas sin miedo. Durante años, Leidys Quiñonez trabajó en distintos oficios (mesera, limpiando casas y en la construcción) para ganar dinero y poder cuidar de ella y de su hijo.
"Necesitaba algo mejor… necesitaba una economía más sólida. Tenía que darle una buena calidad de vida para que pudiera enfrentar todo lo que le tocaba enfrentar", dice.
Construyendo un negocio contra todo pronóstico
Con el tiempo, encontró su camino en las ventas de energía solar, lo que la llevaría a su destino final: el techado. Leidys nunca se imaginó que algún día sería dueña de una empresa de techado en Estados Unidos, sobre todo en una industria tan dominada por hombres. Pero eso está cambiando, porque cada vez más mujeres se suman al rubro. Por suerte, en el camino conoció a personas clave que le dieron una mano, y su personalidad positiva y resiliente la ayudó a superar obstáculos enormes.
Uno de esos contactos fue Luis Velásquez, quien la animó a meterse en un campo como el techado, que podía darle más estabilidad económica. Aunque no tenía experiencia previa, supo aprovechar lo que sí tenía: una mente despierta y una actitud de voy por todo.
Cuando Houston sufrió un tornado, se fue directo a la zona y encontró familias que necesitaban ayuda urgente con sus techos. Venía del mundo de las ventas solares y ya era buena vendiendo, pero enseguida se dio cuenta de que ahí la gente no necesitaba que le vendieran nada: lo que buscaban era alguien que los ayudara. Así que se puso manos a la obra.
Llamó a Luis para pedirle consejos sobre reparaciones de techos y consiguió el equipo y la experiencia necesarios para empezar. Al principio, Leidys Quiñonez se encargaba del lado operativo de la empresa, pero luego se divorció de su esposo. Como siempre lo había hecho, enfrentó esa dificultad de frente.
Terminó asociándose con un techador y llegaron a un acuerdo honesto: él haría las inspecciones e instalaciones, y ella se encargaría de conseguir clientes. Le ofreció pagarle por las inspecciones apenas recibiera el dinero. Él confió en su palabra, y esa confianza se convirtió en una sociedad muy exitosa para ambos.
Aun así, aprovechaba cada oportunidad para aprender. Cuando el equipo estaba trabajando, ella escuchaba con atención y observaba todo para mejorar sus conocimientos en techado, aunque le diera miedo la altura. "Me subía como un gato, y casi tenían que llamar a los bomberos para bajarme del techo. Pero empecé a hacerlo".

Como madre soltera, a veces tenía que llevar a su hijo con ella cuando no encontraba quién lo cuidara. Eso incluso la llevó a una de sus primeras ventas fuera de Houston. Un cliente que entendió su situación la contrató después de ver lo comprometida que estaba con ser mamá y trabajadora a la vez.
Desde esa primera venta humilde, hoy ha hecho crecer Orkasun Roofing hasta convertirla en un negocio próspero, siempre con su hijo como principal motivación. Su esfuerzo llevó a la empresa a superar el medio millón de dólares en ventas, y ahora está a punto de alcanzar su primer millón. "Empecé esto para sobrevivir… y ahora para ser millonaria".
Siempre con visión de empresaria, Leidys empezó a armar un equipo de ventas para que la empresa siguiera creciendo. Y ahora ya está mirando más allá, con planes de expandirse al sector comercial.
El poder de la comunidad y la fe
Quiñonez le atribuye su éxito a Dios, a la determinación, a la fe y a las personas clave, como Luis Velásquez, que la guiaron en el camino. La capacitación constante y las conexiones también fueron herramientas esenciales que le permitieron que su empresa creciera rapidísimo, en apenas año y medio.
Como ella misma dice: "Estamos aprendiendo todos los días, y nunca sabemos de quién vamos a aprender cosas nuevas. Por eso es bueno que siempre asistamos a estas capacitaciones, que nos rodeemos de otros y que vayamos a cursos que pueden enseñarnos tanto".
Leidys Quiñonez anima a todos a dejar el orgullo de lado y buscar capacitación y consejos, por los beneficios tan valiosos que pueden traer. Su historia demuestra que la perseverancia y la fe pueden ayudar a cualquiera a alcanzar sus metas, incluso cuando los desafíos parecen enormes.
Para quienes se encuentran en situaciones parecidas a la de Leidys Quiñonez, GAF siempre está listo para ayudar. Desde ofrecer cursos que te abren la puerta en la industria del techado hasta conectarte con profesionales latinos especialistas en techado, GAF puede facilitar tu camino hacia el éxito.
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