Los conflictos en el lugar de trabajo pueden surgir en muchos entornos de trabajo y pueden provocar que el personal esté desmotivado y que haya malas relacionas laborales, tanto arriba como abajo del techo. Las técnicas de apaciguamiento adecuadas pueden ayudar a calmar situaciones y a promover relaciones laborales más cohesivas en el futuro.
¿Qué causa los conflictos laborales?
Dado que cada persona llega al trabajo con sus propios pensamientos, ideas y valores, los conflictos laborales son naturales: ocurren cuando los empleados están en desacuerdo o experimentan tensión en sus relaciones debido a algún tipo de divergencia, ya sea real o percibida.
Y pueden manifestarse como:
- Conflicto con el liderazgo, como cuando los gerentes y los empleados no se ponen de acuerdo o discrepan en una evaluación de desempeño.
- Conflicto basado en la interdependencia, derivado de la falta de cooperación entre empleados que dependen del trabajo del otro para completar el suyo.
- Conflicto derivado de diferencias en los estilos de trabajo, como el caso de un empleado orientado al trabajo en equipo que interactúa con un empleado independiente.
- Conflictos de personalidad, como cuando los introvertidos y los extrovertidos no logran alinearse.
- Conflictos culturales, como la falta de sensibilidad hacia diferentes prácticas o valores.
¿Cómo deben abordar los equipos los conflictos laborales?
A menudo, el resultado de un conflicto depende más de cómo se aborde que del tema en sí. Cuando surjan conflictos, ármate con técnicas prácticas de apaciguamiento:
1. Aborda el conflicto.
El conflicto no siempre es malo; no abordarlo sí lo es. Evadir las situaciones a menudo solo agrava los problemas. En cambio, ayuda a los equipos a comprender que las tensiones saludables pueden generar nuevos entendimientos y productividad que impulsarán el negocio.
Identifica maneras más saludables de abordar situaciones tensas, como tomarte un tiempo para pensar antes de responder, practicar la escucha compasiva y respirar para mantener la calma.
2. Comunicación
La forma en que se comunica al desescalar conflictos marca la pauta para su resolución. Escucha y haz preguntas, permitiendo que cada miembro del equipo comparta su punto de vista sin interrumpir ni dar una opinión. Cuando todos participan en la discusión, es más probable que los miembros del equipo mantengan la calma y tengan un diálogo productivo.
Si estás directamente involucrado en el conflicto, intenta mantenerte abierto a nuevas perspectivas. Resiste la tentación de culpar a los demás y defender tu postura a costa de escuchar a la otra parte. Sé honesto, pero comparte tus sentimientos de manera respetuosa mientras llegan a un acuerdo.
3. Prioriza la seguridad
Hablar en el momento no siempre funciona. Cuando los ánimos se caldean, puede que necesites hacer una pausa y dar tiempo a todos los involucrados para que se calmen. Sigue el modelo OODA: observa la situación, oriéntate y orienta a los demás, decide qué tipo de conflicto estás viendo y actúa en consecuencia.
Considera programar un momento para que las partes involucradas se reúnan con una tercera persona imparcial, como un director de recursos humanos, que pueda proporcionar un entorno seguro para resolver la situación.
Eliminar los conflictos es casi imposible, pero fomentar una cultura de compasión y empatía en el lugar de trabajo no lo es. Cuando los empleados se sienten cómodos expresando sus preocupaciones, los equipos pueden abordar proactivamente los posibles puntos de conflicto, lo que facilita una innovación más rápida, una mayor retención y relaciones laborales más sólidas. Resolver los conflictos con rapidez y empatía ayuda a todos, en todos los puestos, a dar lo mejor de sí.